domingo, 23 de noviembre de 2008

May I ask?

Affluent suburbia on the very first days of the New Depression, it's been raining all morning even though is late november. Rain pisses people off, specially here, a world away from their rainy Britannia of origin, only to find themsleves soaking wet and without a Sunday Times to cover their heads. I take refuge in the local library.

When I leave, with my mind full of Richard Dawkins, Jim Jones and Angela Davis, and a "15 minute chinese" book from DK, it's rain no more, but that somewhat sinister cloud that follows her, which is when you ask yourself whether god pressed the rinse and dry buttons after the mere washing. I walk down Cochrane avenue and I reach the pond, where a lovely couple of paradise ducks is raising three ducklings to the whole community's endearment. I walk close because I want to see them. What I see is a couple of humans, and a dog, an ice cooler and a long knife.

The dog is barking away the ducks behind the reeds, it's got a metallic collar, I think it's a bull terrier. The couple is walking towards me, I presume the resumed whatever they were doing when they saw me coming. I find myself not afraid at the sight of the long knife, I'm beyond fear, it's the flipside of uncertain destiny. Instead I stare at the knife holder's eyes, which are dark blue and offer that kind of sympathetic hello usually reserved for dark alley streets in the gay center of Madrid. I raise my chin, I walk pass, I turn around, he turns around, there's of course another person, a woman with massive red hair, but she ain't holding no knife.

- "May I ask?", I say
- "Sure, what is it?"
- "What's the knife for?"
- "Fishing"
-"Aw"
-"..."
-"Was it good...the fishing"
-"twas alright"

I continue walking on my way, thinking of what it would feel like to see the tip of that knife coming through my chest. Thinking of the allure of evil, is it true that Satan is always eager to employ you? Walking beneath the heavy cloud of thunder, the ducks give me a concerned look as I pass.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Bitch

Mis suegros están en Samoa de vacaciones, mi novio está trabajando en Devonport, yo estoy solo en la casa muerto de aburrido, afuera hace un día de sol escandaloso.

Tareas hogareñas no hay muchas, lo único que me dijeron es que intentara sacar de paseo al perro.

Que lo intentara, porque no es fácil, se trata de una perra muy apegada a sus dueños, tiene siete años y se asusta fácil. Desde las celebraciones de Guy Fawkes, donde todo el mundo tira fuegos artificiales (sospecho que no hay Coaniquem en Nueva Zelanda), que la perra anda media tembleque. Y por alguna razón que no conozco, tampoco le gusta ir a la playa.

El otro día intentamos llevarla a la playa, yo y K. Pero antes de dar la vuelta a la esquina y poder ver el mar, la perra se plantó con el culo en la vereda y de ahí no había como sacarla. K quería darse una zambullida, así que le dijimos chao con la pata. Pero la perra se rehusaba a volver conmigo a casa. Fallo técnico. Le solté la correa y empecé a caminar de vuelta, pero nada, hasta que al final cuando me puse de cuclillas y K había desaparecido de vista, sólo entonces trotó hacia mi, pero el camino de regreso fue penoso, cada cinco pasos se detenía y miraba hacia atrás con cara de pena. Y lo peor fue que en la última esquina depositó un mojón de récord Guinness, que servidor tuvo que recoger. No me simpatizas, bitch.

Por eso ahora solo en casa, las posibilidades de un paseo exitoso eran mínimas. Y el más sorprendido era yo cuando la perra respondió al llamado llena de energía y casi que moviendo la cola, le puse la correa y salió disparada hacia la calle.

Pero claro, la perra creia que la iba a llevar a la casa del frente, donde hay otra perra con la cual esta hace sus guarrerías de vez en cuando. Pero esa no era opción, y como no quiso que la condujera en ninguna otra dirección, nos volvimos a casa.

Un paseo que no califica como paseo, y una anécdota que tampoco sé si califica como anécdota

domingo, 9 de noviembre de 2008

So much to do, so few people to do it for me

Quien dice si para escribir un blog no hay que ser medio traumado, o ser hasta cierto punto infeliz, o incompleto. La Gran pausa que me pegué entre febrero del 2008 hasta ahora, gran pausa que se corresponde precisamente con el cénit de mi independencia material y mi encuentro con Key, fue un tiempo espléndido, lleno de aventuras y cosas que contar, cosas que sin embargo nunca conté, no al menos por este medio.

Y ahora que estoy de nuevo pasando los lunes al sol, incómodo cada vez que alguien me pregunta que planes tengo para el día siguiente, ahora me encuentro de nuevo abriendo la página de blogger, y dale que te pego al viejo hábito del confesionario.

Ha sido no obstante una semana escandalosamente repleta de buenas noticias, Key está a punto de recibir formalmente una oferta de trabajo, un buen trabajo que hará posible irnos a la ciudad y mandar regalos de navidad a Chile. Obama ganó las elecciones gringas, el National Party ganó las elecciones kiwis prometiendo mejorar la economía, en un día de sol que hubo me subí a un catamarán y visité el santuario de aves de la isla Tiritiri Matangi, tras publicar las fotos recibí más 40 comentarios en facebook.

Porque eso sí, desde que dejé de escribir me he convertido en fotógrafo.

Pero volvamos al tema que hoy es lunes y está nublado y yo solo en casa, pensando qué hacer conmigo mismo.

Al lado del computador, una especie de calendario Bitch, la frase del día: "So much to do, So few people to do it for me".

Cuando me aburro de mandar mi currículum para emplearme como vendedor de tienda o demases, pienso que en verdad me haría bien una temporada de recolector de frutas. Que eso me haría sentir más productivo, y en último término más funcional que cualquier otro empleo que en teoría debería conseguir y no estoy consiguiendo. Aunque a Key no le gustaría demasiado la idea que lo deje solo montando el nuevo departamento...

I don't like myself, not a bit

not enought to care about my blog persona either