jueves, 30 de octubre de 2008

La buena vida y la poca vergüenza

No quiero dar una impresión equivocada de mi vida aquí.

He declinado una partida de badminton para escribir este post, bandadas de mynas recorren el cielo de la península de Whangaparaoa, donde el sol puja por salir.

Por las mañanas la rutina consiste en buscar trabajo y surfear la web en busca de las ultimas noticias internacionales, no nos perdemos ningún episodio del Daily Show, los scketchs de SNL ni los clips destacados en Towleroad. El día se pasa volando y por la tarde después de ver alguna película (con cada paquete de pasta viene un cupón por un arriendo de dvd gratis) jugamos juegos de mesa. Entremedio hay que sacar a pasear a la perra, pasadas las nueve, cuando ya le está permitido que baje a la playa.

En esta casa son fanáticos de los juegos de mesa, mi novio se sabe los precios de renta de todas las calles del Monopoly. En Chile con mi familia también jugabamos (a La Gran Ciudad), pero aqui es otro nivel. Scrabble, Balderdash, Hotel, Masterpiece, Trivial Pursuit, Cranium, AntiMonopoly, etc.. Por no ser menos compré otro juego, Carcassonne, que es un poco más misericorde con los que pierden. De tanto perder al Monopoly yo ya estaba requiriendo Prozac.

El que siempre gana es mi cuñado, que también está sin trabajo (aunque por baja médica, y recibiendo dinero del Estado), los dos hermanos de mi novio son gays y la familia ya hace tiempo que se hizo la idea de esta peculiaridad. Resultado de esto es que debo estar en una de las familias más relajadas con el tema gay de todo el planeta, donde los hijos llaman a la mamá para decirle que se han ligado a un curador de arte y que esa noche la pasan fuera, y la mamá celebra la hazaña. Mi suegro es un padre heterosexual típico, que sale los viernes a jugar futbol y los finesdesemana suele ir a jugar golf, y a veces nos invita, abuelo chocho de su nieta, (son tres hijos gays y una hija single mum) y al mismo tiempo es absolutamente cool, siempre está comprando música, y no me refiero a Pavarotti y Phil Collins, sino a Velvet Underground, Talking Heads, Kings of Leon y Clap your Hands Say Yeah!

Momento pues para hacer precisamente eso

Por que claro, una familia política así no la encontraba yo en Chile, ni en España, ni en cualquier parte. Esto es demasiada buena suerte

Yeah

sábado, 25 de octubre de 2008

De como llegamos aqui (plural)

El punto principal de todo esto es que ya no estoy solo.

Nos, nosotros, nos hemos, nos. Nos vinimos a Nueva Zelanda porque se suponía que era un sitio más auspicioso para ganar dinero y progresar en la vida.

Y porque aquí vive la familia de mi novio, claro, y a ellos les ha ido bien.

El timing parecía perfecto, cambiamos el otoño por la primavera, disfrutamos unos días de sol en Londres, nos sacamos fotos en el circuito de Formula 1 de Singapur.

No contábamos con que estallaría la crisis, aunque es cierto que en España ya se veía venir.

Ahora vivimos en casa de mis suegros, y aunque las actividades se hagan en compañía, la situación no deja de provocarme escalofríos de familiaridad. La rutina del desempleo, de buscar ofertas de trabajo, llenar formularios, mandar CVs, y tratar de no perder la confianza.

Lo pasamos bien al principio, yendo de paseo a la ciudad, a bailar en Family, a comer en SPQR, hicimos una excursión al otro lado de la isla, a Napier, a visitar a una amiga a quien no veía hace quince años.

Pero la situación ya empieza a resultar preocupante. Si nada surge pronto ya no será suficiente el dinero que podamos hacer recolectando frutas. Sin un trabajo que pague bien, simplemente mi novio no podrá conseguir la Visa de trabajo que necesita.

Habrá que pensar en un Plan B.

viernes, 24 de octubre de 2008

De como llegué hasta aquí

Nunca había estado tan lejos.

De hecho, ir más lejos es casi imposible. Más lejos está el Archipiélago de las islas Kiribati, y como estás se están hundiendo en el Oceano Pacífico un poco más cada año...pues ya ven.

Más lejos queda Rarotonga, en las Islas Cook. Vanuatu, Tonga, Nueva Caledonia, Nauru, también se podría decir que quedan más lejos.

Tahiti en cambio queda más cerca, de Papeete salen vuelos a Chile via Isla de Pascua.

En algún momento pensé que haría ese viaje.

Ahora resulta quizas más realista pensar que volveré a Chile por la ruta tradicional, yo y mi novio tenemos un pasaje de vuelta a Europa, así que si no encontramos trabajo acá, podemos probar ser pobres en algún sitio por allá donde cotizen a los profesores de inglés.

Yo, estudié periodismo, que para mi siempre ha sido como el equivalente profesional a los rayos gamma de Bruce Banner.

O sea, no me puedo quejar, mi vida ha estado llena de aventuras.

Pero cuando la aventura termina, se oye esa musiquita melancolica y ya estás otra vez inmerso en la incertidumbre, Cliff Hanger, ese es mi nombre.

Alguna vez escribir un blog me hizo bien, me salvó incluso.

A ver si esta vez también resulta